miércoles, 18 de julio de 2012

Siempre ha sido un quiero y no puedo

Olvidaste mi nombre, pero recordaste mi rostro. 
Lloraste con tu corazón y abrazaste tus labios.
Viste a través de tus ojos la tristeza que hubo en los míos,
y a pesar de ello contuviste las lágrimas.

Permanecí en tu mente,
y acariciaste mi mejilla. 
Perdiste el orgullo, 
y te uniste a la batalla.
No te quedó más remedio, 
sin quererlo,
te diste cuenta de que me echabas de menos. 


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