domingo, 23 de septiembre de 2012

A una hora y cuarto de ti

He tratado toda mi vida de huir del dolor. De escapar de todo aquello que me entristeciera. De no llorar por cosas que realmente no lo merecieran. Y haciéndolo me hice fuerte, conseguí formar una coraza que impedía que el dolor se abriese paso a mi corazón. Y entonces apareciste, rompiendo todos mis esquemas, quitándome poco a poco esa fortaleza que había construido a mi alrededor desde pequeña, consiguiendo con ello llegar hasta lo más profundo de mi ser. Rompiendo mi escudo de la única forma que podrías haberlo hecho. Queriéndome por lo que soy. Amándome sin límites. Puede que todo aquello de lo que traté de huir, venga. Pero no me arrepiento de todo esto que nos ha pasado. Es mas, nunca había sido tan feliz. Sólo sé que quiero que seas tú el único que consiga que el corazón se me salga del pecho. El único que con cogerme la mano haga que me recorra un escalofrío por todo el cuerpo. Quiero que seas tú y sólo tú, quien me bese al atardecer y me despierte con un: "Buenos días, princesa." Quiero que seas es el responsable de mi sonrisa. Quiero recorrer mundo junto a ti. Pero sobretodo, quiero que conmigo seas feliz. Que aunque estemos a 464 kilómetros, no importe. Que la nostalgia no nos venza. Porque sí, es cierto que la distancia nos impide vernos, pero no querernos.


sábado, 1 de septiembre de 2012

Por eso no me gusta el número 23

Ven, siéntate, hace tiempo que quería contarte una cosa,... Bien, allá voy. Sí, es cierto que amé, o al menos creí hacerlo. Amé hasta el punto de creer que aquello, era lo más bello que podría jamás llegar a sentir. También es cierto, que me enamoré de otra mirada y de otras manos. Suspiré por aquello que sabía que nunca podría tener y soñé deseando que mi realidad cambiara. Lloré y sufrí como nunca lo hice en toda mi vida. No hay recuerdos más dolorosos que los de aquellos días. Fui idiota, de seguir dirigiendo cada uno de los latidos de mi corazón a aquel que tan sólo me rechazaba. Así que, después de mucho tiempo y muchas lágrimas, decidí olvidar. Decidí que mi corazón caminase a otro compás, y poco a poco las heridas fueron cicatrizando. Reconozco, que habría sido imposible de no haber sido por ti. Admito, que jamás habría pensado que viviría cosas tan bonitas como las que he vivido junto a ti. La verdad es que tuve suerte de dar contigo, de que al fin, te cruzaras en mi camino. De que aquella noche estrellada, cogieses mi mano y me preguntaras: ¿Juntos? Y bien, ya no tengo miedo. No será fácil, es cierto. Pero desde hoy quiero decirte que no dudaría si de tu mano caminase toda mi vida.