lunes, 28 de mayo de 2012

miércoles, 23 de mayo de 2012

Todo cuanto no te dije


Y allí estuvimos, la vista fija en el firmamento, la blanca espuma de las olas a nuestros pies, la luna situada a nuestra espalda y las estrellas inmóviles en lo alto. Creí que los astros se habían ordenado, que por una vez, hacían una reverencia y nos concedían una noche, un momento de felicidad pura, de luz en la oscuridad. Un momento de perfección. 
Nos quedamos callados unos segundos que se hicieron interminables yo tenía la mirada en aquel reflejo que produjo la luna llena en el agua. Embelesada por aquel peculiar espejo plateado que me reflejaba. Cuando pronuncié esas palabras, no podía apartar la mirada del reflejo de la luna en el agua, en aquel momento, yo ya no estaba segura de nada. Le di una patada a aquella pequeña ola fragmentándola en miles de gotitas que nos salpicaron las piernas. Fue entonces, cuando después de tanto tiempo, lo supe, aquella era la oportunidad que debía aprovechar. Te miré a los ojos, y supe que no tenía por qué tener miedo. Aquellas dos palabras se escaparon entre mis labios como si las hubiese dicho cientos de veces antes:
-Te quiero-susurré quedándome sin aliento-.
-Lo sé. Pero...
-¿Pero...?-todo el valor que había acumulado, se disipó en aquella respuesta, pero allí estaba yo, delante del chico que amaba dispuesta a jugar mi última carta-.
-Yo... No siento lo mismo.
-Ya lo sabía...
-¿Entonces?
-¿Puedo contarte algo?
-Claro que puedes.
-Quizás, te preguntes por qué hoy, he decidido contarte mis sentimientos. Bien, allá voy...-sonreí dándome ánimos a mí misma, ya había empezado y no pensaba detenerme, la decisión estaba tomada- Hoy, hace diez años desde la primera vez que te vi. Teníamos cinco años y mi madre me acompañó hasta la fila. Mi mejor amiga cuando me vio, vino corriendo y me contó que había llegado un niño nuevo a clase. Tú, ya estabas rodeado de niños que te preguntaban cómo te llamabas y de que escuela venías. No me acerqué, no tuve consciencia de que allí estabas hasta el día siguiente. Todos estabais jugando a fútbol, cuando de repente, oí, "¡Cuidado, balón!" Supongo que perdí la consciencia, porque no recuerdo nada hasta que abrí los ojos y me encontré con tu mirada. Eran los ojos más bonitos que jamás había visto, no habían dos iguales a los tuyos. "¿Estás bien?" me preguntaste, y me diste la mano. Fuiste el único que se quedó a mi lado hasta que desperté. Desde aquel momento, lo supe, estaba perdida. Te he querido con todo mi corazón desde el momento en el que desperté a tu lado, porque supe, que no quería otros ojos a los que mirar, ni otras palabras que me reconfortaran, ni otras manos que me ayudaran cuando nadie más lo hiciera. Eras tú y lo supe. Te quiero, y aunque tú no me quieras, no habrá montaña, ni diluvio, ni tormenta que impidan que yo te quiera.
Él, se quedó callado, apartó la mirada y por primera vez tomó consciencia de que yo le amaba, realmente, le amaba, con cada fibra de mi ser. Cerró los ojos, debía recordar aquel día, desde entonces, nunca nos habíamos separado. Cuando me volvió a mirar, atisbé duda y emoción en sus ojos.
-Lo recuerdo... Recuerdo la primera vez que te vi.-me dijo- Pero fue mucho antes de que te dieran con el balón. La primera vez que te vi, tú, estabas sentada en un banco, con tus muñecas. Llevabas dos trenzas, en vez de una, y empezaste a cantar. Era una canción que nunca antes había escuchado. Me escondí detrás de ti, en una pared que me ocultaba pero que me permitía verte. Tu voz... Te prometo que los pájaros dejaron de cantar para escucharte. Y cuando dejaste de cantar, me inundó una tristeza infinita. Sentí un cosquilleo, y unas ganas inmensas de pedirte que volvieras a cantar para mí...  Entonces, no lo sabía, pero lo sé ahora.
Los ojos se me inundaron en lágrimas, no podía creer lo que estaba escuchando. Recordaba esa canción, la había cantado miles de veces con mi padre. El corazón empezó a latirme con fuerza, queriendo hacerse escuchar.
-... ¿Qué... qué sabes?
-Que llevo perdido desde entonces.
Y nos besamos. Noté el calor de sus labios, y el sabor a miel que desprendían. Era la primera vez que nos besábamos pero parecía que lo hubiésemos hecho miles de veces antes. Tenía los pies en el suelo, pero me sentía como si estuviera a tres metros sobre el cielo. Volé, era un sueño hecho realidad, me parecía mentira que fuese verdad. Entonces me apartó, y empezó a acariciarme suavemente la mejilla con los dedos, volvió a eclipsarme con su mirada cuando retuvo mi cara entre sus manos y simplemente rozó mis labios.  Me estrechó hacia sí, y inhalé su perfume, me sentía como en casa.
-Te quiero-me susurró entre los mechones de pelo-.
Justo entonces lo oí, nuestros corazones estaban latiendo al mismo compás. Aquella noche fuimos señores de cielo y mar, fue el principio de una vida en la que ya no temíamos amar de verdad.

martes, 22 de mayo de 2012

Puse mis esperanzas en los cuentos de hadas


¿Te confieso algo? Yo también soy de las que piensa que el amor jamás llegará, de las que cuando está mal escucha canciones tristes para pasarlo aún peor, la que ve como todo el mundo es feliz, pero ve que ella no... De las que llora con películas de amor y las imagina en su cabeza, de las que se ilusiona con cualquier mirada. La que quiere sentir alguna vez, eso a lo que llaman amor. Y aunque sé que dolerá, quiero amar...

domingo, 20 de mayo de 2012

Cual pájaro libre

Cuenta hasta tres. Cierra los ojos. Alza las puntas de los dedos y extiende tus brazos. Ahora, este es el momento, conviértete en pájaro, vuelta alto, siéntente libre, cree en ti, hacerlo no cuesta tanto, quiérete a ti mismo, eso es lo importante, lo demás ya vendrá más adelante. Ama y lucha por ser amado. Ama hasta que te duela. Ama con cada parte de tu ser. Y ahora, abre los ojos, ¿ves esa inmensidad?¿Ves esa vida que pasa por delante recorriendo cada poro de tu cuerpo? Esa sensación de vacío al pensar que podrías caer, o la euforia que sentirías al volar tan alto que el resto del mundo dejaría de tener sentido, de cobrar valor. Eso es amor. Eso es saber amar. Es tener entre tus manos algo tan maravilloso y tan frágil que temas que tarde o temprano, se vaya a romper.



Cómete el mundo, no el suelo

La vida no te va a dar nada hecho, es más, tan sólo habrán oportunidades que se presenten una vez. Puede que sean muchas las puñaladas en tu espalda, y las tiritas que cubran tus rodillas de tantas caídas. Pero si todo eso pasa, si todo eso sucede, es por una buena razón. Créeme cuando te digo que la vida puede ser maravillosa, ello depende del punto de vista con el que mires. Te aseguro que habrá veces en las que no querrás ni levantarte de la cama o días en los que te levantarás de un salto. Días en los que te comas el mundo, o sea él quién te devore a ti. Solamente piensa que cada día cuenta, que si el ayer no fue bueno, el mañana será mejor, pero sobretodo, nunca pierdas de vista el presente por haber soñado con un futuro incierto.

sábado, 19 de mayo de 2012

Llámalo amor

Trescientos sesenta y cinco días al año, ocho mil setecientas sesenta horas, quinientos veinticinco mil seiscientos minutos, treinta y un millones quinientos treinta y seis mil segundos. Es algo irónico, ¿verdad? Dime, ¿quién lucha por algo que ya está perdido? ¿Quién sería tan estúpido de aferrarse al amor no correspondido? De perder tanto tiempo soñando con algo con lo que es inútil soñar. Es difícil seguir peleando en una batalla en la que eres el único que lucha, el único que se deja la piel por la persona a la que ama. Una contradicción entre razón y corazón. No espero conseguir mucho, es más, no es pero conseguir nada. Mi estrategia es que simplemente, un día, no se cómo, ni sé con qué pretexto, por fin me necesites. 


Perfume

Invade toda mi habitación, recorre cada paso que yo doy. Es el recuerdo del dolor. Es ese olor que se te pega al alma y al corazón. Es un credo injustificado, una razón más para olvidar, una poesía inacabada, un sueño del que quiero despertar. ¿De verdad es esta mi realidad? ¿Realmente tengo tantas ganas de llorar? No, es ese perfume, es él el culpable de mi decepción. No quieres llorar es parte de su truco, de la maldita ilusión.


domingo, 13 de mayo de 2012

La esperanza es el primer paso hacia la decepción

Nadie dijo que la vida tiene que ser perfecta, o fácil. Nadie dijo que amar no duele. Nadie dijo que creer sea algo sencillo. Ni que nos podamos alimentar de sueños. O que sea facil sostenernos en la esperanza de la aparicion de una perdida sonrisa.  Nadie dijo que las oportunidades se repitan. Nadie me dijo que para enamorarte de alguien necesitabas una armadura ya que todas tus defensas se anulan. Nadie me dijo que llorar sea de covardes sino de valientes. Pero hubo alguien que sí que me dijo que si la vida te sonríe, sonríele tú a ella. Pero, si te da de palos, ríete tú de ella.

Eras mi motor, mi meta


A las personas nos mueven las emociones, las ilusiones, los sentimientos. Todos pisamos teniendo en cuenta si ese paso sera el que nos lleve a nuestra meta.  Si llegaremos a encontrar nuestro anhelado final de cuento de hadas. Si tendremos valor para afrontar el que no se llegue a cumplir... ¿Cuántas veces habre rozado con la punta de los dedos un desenlace incierto?¿Cuántas veces se habrán reabierto las cicatrices de mi corazón? ¿Cuántas veces me habré preguntado si volando hasta lo más alto no caeré hasta lo más bajo? Tal vez, sea una ilusa. Tal vez, siga soñando con una simple flor. Tal vez, llore cuando nadie me mira. Tal vez, le sigo pidiendo a las estrellas que seas tú el que un día, conmigo se encuentre entre ellas.

martes, 1 de mayo de 2012

Supongo que mi voluntad es más débil que mi corazón

Podría haber abandonado, olvidado, arrancado esa página en mi diario, borrado esa huella en mi camino. Podría haber dejado de escuchar todas esas canciones que me recuerdan a ti. Podría haber dejado de hablarte, cambiado el ritmo de mi corazón cuando pasas por mi lado, detenido mi mirada hasta que te pierdes en la multitud, sustituirte, entregarle a otro la llave de mi corazón. Podría haber dejado de soñar despierta, dejar de imaginar tus dedos enlazados a los míos. Podría haber dejado de escuchar el constante latido de tu corazón, desear que te marcharás lejos, no volver a verte y así poder seguir con mi vida cerrando con candado muchas puertas a mi espalda. Podría haber hecho tantas cosas para dejar de pensar en ti... Pero supongo que ese es uno de mis mayores defectos. Yo nunca sabré cortar por lo sano. Lo siento, pero nunca dejaré de amar lo que amo.