viernes, 24 de agosto de 2012

Condenada a tu lejanía

-¿Crees que nos volveremos a ver? Da igual el tiempo que pase, o si no volvemos a saber el uno del otro, o si conocimos a otra persona que nos hacía más felices. ¿De verdad lo crees? ¿Crees que esto que siento ahora no desaparecerá? ¿Que seguirá esperando en algún rincón de mi alma anhelando que vuelvas a encontrarte frente a mí? Necesito que me  lo digas. Necesito que me digas que no habrá un tú y un yo, si no que seguirá existiendo este nosotros. 
-Claro que lo creo amor. Nunca he dejado de creerlo. 
-¿Por qué?
-Pues porque si el destino decidió unirnos una vez, ¿por qué no dos?


¿Crees en los flechazos?

¿Quién me iba a decir que un día cualquiera, en un lugar remoto, entre seis mil millones de personas, te encontraría a ti? Mis amigas me habrían llamado ilusa, inocente, ingenua... si hubiese intentado predecir, si hubiese apostado a que te encontraría. Que tu serías mi aliento después de tanto sufrimiento. Que me enamoraría de tu pelo. Que soñaría con despertar a tu lado. Pero lo cierto es que es así. Que el amor, es mágico, que no sabes si al girar la esquina encontrarás al amor de tu vida, aquel que romperá todos tus esquemas. Aquel, que siempre pensaste que llegaría. Que en algún lugar del planeta estaría esperándote, que deseabas creer que así el destino lo había escrito. Pero lo cierto, es que no tenemos ni idea de nada. La vida es impredecible, puede que hoy llores y creas que la vida no tiene nada mejor para ti. Pero verás como mañana sonríes de nuevo al contemplar a su lado un nuevo amanecer. 
Porque sí, es cierto que no sé que ocurrirá mañana, ni si saldrá el sol. Ni si podré volver a contemplar tu mirada. Lo que sé, es que te quiero y que no pienso pensar en el futuro si haciéndolo, pierdo el presente que ahora tengo contigo. 


jueves, 9 de agosto de 2012

Eso es lo que he hecho durante toda mi vida

Poco a poco, sueltas el aire que se encuentra en tus pulmones. Lentamente, de manera que puedes ver cada una de las burbujas que éste produce al salir de tu boca. Y de esta manera, te vas hundiendo. Llegas al fondo y te quedas unos segundos allí, con los pulmones apretándote el pecho fuertemente. Cierras los ojos y notas el agua fluyendo a tu alrededor, envolviéndote, fresca, cual lo haría un amigo de toda la vida. Estás hundido. Y la única forma que tienes de salir de allí es por ti mismo. Es tu decisión, podrías quedarte una eternidad en la oscuridad, haciendo de esta manera que todo el mundo se hiciera un borrón de color azul y pudieses olvidarte de él completamente. Pero es entonces, y sólo entonces cuando los pulmones te asfixian y de repente, abres los ojos, y cual espejismo ves entre las pequeñas olas, partículas de luz colándose entre ellas, es un rayo de luz. Y piensas: "No me voy a quedar aquí, el mundo me espera.", te levantas de un salto, dándote impulso con el poco aire que habitaba aún en tus pulmones y sales al mundo real. Aquel, que nunca será fácil, pero siempre te dará la fuerza para seguir adelante. Para, conseguir que de una forma o otra te mantengas a flote.