domingo, 25 de septiembre de 2011

La vida es así

La vida nos enseña, aprendes que no hay nada fácil, pero tampoco imposible, que no todo te lo van a dar y que siempre te va a costar algo, puede que más o puede que menos, pero siempre vas a tener que hacer algo: aguantar, cueste lo que cueste y seguir adelante, porque así es la vida, te caes y te levantas una y otra vez, tropiezas con la misma piedra una y dos y tres veces, no es fácil llegar a donde quieres llegar pero tampoco imposible. A mí no me gusta lo fácil, nunca me ha gustado. Siempre he elegido el camino que más piedras tenía, me caía y dolía pero seguía adelante, pero las piedras poco a poco se fueron haciendo más grandes, con lo cual la caída era mucho peor, te hacían heridas y te dejaban sangrando, te quedabas en el suelo por mucho tiempo y cuando lograbas levantarte y volver a coger el ritmo ahí volvía a estar esa maldita piedra. Lo bueno de escoger el sendero más difícil es que siempre hay personas que lo hacen más llevadero, unas llegan y otras se marchan, pero siempre vas acompañado, cuando te caes te cogen la mano para ayudarte a levantar y aunque sigue doliéndote, te cuesta menos. Pero hay momentos en la vida en la que ese sendero lo tienes que cruzar tú solo, no puedes volver, ni mirar atrás por mucho que te apetezca, solo puedes ir hacia delante y no puedes cambiar muchos errores que has cometido, de los que te arrepientes sí, y cuando quieres remediarlos ya es tarde o simplemente se te hace casi imposible pedir perdón, no te sale la voz, puedes llegar a estar horas, días, semanas, meses tan solo para decir una palabra: "Perdóname", y entonces es cuando te vuelves a encontrar en el sendero acompañado, en el que sientes calidez y amor. Es tan gratificante el regreso que te olvidas de la soledad infinita que se puede llegar a sentir cuando no los tienes a ellos. Ellos, qué haría yo sin ellos, mi apoyo constante, ellos que siempre me reconfortan, que me sacan una sonrisa cuando menos me apetece, que te abrazan si ven que te hace falta, simplemente que siempre están allí junto a ti cuando más lo necesitas. Son como tu familia, te aceptan tal y como eres y te quieren por eso. Pero hay veces en los que les fallas, otras en las que te fallan. Entonces es cuando vuelves a tropezar con la misma piedra, y estás solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario