lunes, 1 de diciembre de 2014

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Cuenta la leyenda que el tiempo lo cura todo. Que llegará un día en el que él no sea el primer pensamiento al despertar. Que llegará un día en que la herida se cerrará. No sé si creerlo. Desde que nos separamos he andado perdida, sin un rumbo fijo, creyendo que tenía un destino pero sin dejar de dar vueltas. Y es que para qué mentir si son tus ojos los que busco entre la multitud. Para qué negar que desde que me dejaste nada ha vuelto a ser igual. Y llueve, y hace frío. Tanto que no sé cómo enfrentarme a ello. Acostumbrada al sol y al amor, a creer que no había nada igual a cuando estábamos solos tú y yo. Supongo que algún día este vacío se llenará. Sólo espero que pronto, el cielo y yo, dejemos de llover. Que deje de verte en cada amanecer, en cada entrada de cine, en cada hoja de ese parque caprichoso, en la espuma de mar, en el horizonte al ver un barco zarpar. Eso espero. Cuando deje de llover o de doler.

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