domingo, 7 de septiembre de 2014

Dando y perdiendo

Tengo tantas cosas que decir que ya me ahogo,
aunque he salido de la oscuridad y casi no compongo,
pero ansío,
ansío tu querer y desespero,
y he esperado tantos tiempos de tus labios un te quiero que,
ya no me creo nada de tu círculo,
tu vínculo ridículo,
digamos que fue el tiempo quien estipulo,
soy el discípulo,
de artículos, palabras y hemorragia
llámalo alma, poesía o magia.
Me doy a las letras y al sentimiento,
básicamente escribo este dolor que llevo dentro,
mi rap es sufrimiento, amor y lamento,
y vacile porque vivo en continuo movimiento.
Intento, enterrar mis fobias y alegrar mis días
salir de mis infiernos resucitar alegrías,
volver a darle vida y sentido a todo esto.
Morir en tu recuerdo,
revivir entre mis textos.
Y volar,
y poder bailar un vals con las palabras,
llorar por tantos miles de millones de miserias,
y estar agradecido por vivir entre papeles,
recuperar mi fuerza y no dormirme en los laureles.
¿Me quieres?
Yo suelo querer más de lo que debo,
yo bebo de la fuente del amor mientras me elevo,
meditando,
aunque ahora de vez en cuando,
esta puta ciudad me está matando más,
ya salí del fango, ando, dando y perdiendo.
Viendo lo que pasa y viviendo,
(así voy creciendo, escribiendo, sintiendo,
la calma en mi alma sigue lloviendo)
y ando, ando dando y perdiendo,
viendo lo que ocurre, entendiendo.
Ya no tengo nada que perder menos el tiempo,
lo único que nunca me abandona es el tormento,
lento,
camino hacia ninguna parte,
intentando recordar cómo olvidarte,
y hambriento del amor y sediento de aprendizaje,
todavía sé volar mas le temo al aterrizaje.
Esperando que todo encaje de una vez por todas,
que tu amor es como el mar y tus besos como las olas.
Yo, camino a solas, sin tiempo, amante de las horas,
de las partes más hondas del sentimiento,
de las bodas de sangre, cuya sangre es la más pura,
del amor al arte, y sobretodo a la escritura.
Tengo tantas cosas que decir que ya me ahogo,
parece ser que acumulé el dolor como un tesoro,
pero, ya me di cuenta de que el odio a nada lleva,
y que todo llega,
y que yo soy un pirata en tu vereda.
Vengo de la escuela de los versos a capela,
allá donde la tristeza nos consuela.
Cuando el silencio me desvela
o cuando pierdo otro trocito de mi corazón en guerra.
Sólo me calma vivir entre papeles,
cuando apenas tengo sitio en el reino de lo infieles.


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