sábado, 1 de septiembre de 2012

Por eso no me gusta el número 23

Ven, siéntate, hace tiempo que quería contarte una cosa,... Bien, allá voy. Sí, es cierto que amé, o al menos creí hacerlo. Amé hasta el punto de creer que aquello, era lo más bello que podría jamás llegar a sentir. También es cierto, que me enamoré de otra mirada y de otras manos. Suspiré por aquello que sabía que nunca podría tener y soñé deseando que mi realidad cambiara. Lloré y sufrí como nunca lo hice en toda mi vida. No hay recuerdos más dolorosos que los de aquellos días. Fui idiota, de seguir dirigiendo cada uno de los latidos de mi corazón a aquel que tan sólo me rechazaba. Así que, después de mucho tiempo y muchas lágrimas, decidí olvidar. Decidí que mi corazón caminase a otro compás, y poco a poco las heridas fueron cicatrizando. Reconozco, que habría sido imposible de no haber sido por ti. Admito, que jamás habría pensado que viviría cosas tan bonitas como las que he vivido junto a ti. La verdad es que tuve suerte de dar contigo, de que al fin, te cruzaras en mi camino. De que aquella noche estrellada, cogieses mi mano y me preguntaras: ¿Juntos? Y bien, ya no tengo miedo. No será fácil, es cierto. Pero desde hoy quiero decirte que no dudaría si de tu mano caminase toda mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario