jueves, 9 de agosto de 2012

Eso es lo que he hecho durante toda mi vida

Poco a poco, sueltas el aire que se encuentra en tus pulmones. Lentamente, de manera que puedes ver cada una de las burbujas que éste produce al salir de tu boca. Y de esta manera, te vas hundiendo. Llegas al fondo y te quedas unos segundos allí, con los pulmones apretándote el pecho fuertemente. Cierras los ojos y notas el agua fluyendo a tu alrededor, envolviéndote, fresca, cual lo haría un amigo de toda la vida. Estás hundido. Y la única forma que tienes de salir de allí es por ti mismo. Es tu decisión, podrías quedarte una eternidad en la oscuridad, haciendo de esta manera que todo el mundo se hiciera un borrón de color azul y pudieses olvidarte de él completamente. Pero es entonces, y sólo entonces cuando los pulmones te asfixian y de repente, abres los ojos, y cual espejismo ves entre las pequeñas olas, partículas de luz colándose entre ellas, es un rayo de luz. Y piensas: "No me voy a quedar aquí, el mundo me espera.", te levantas de un salto, dándote impulso con el poco aire que habitaba aún en tus pulmones y sales al mundo real. Aquel, que nunca será fácil, pero siempre te dará la fuerza para seguir adelante. Para, conseguir que de una forma o otra te mantengas a flote.


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