martes, 6 de marzo de 2012

Échale la culpa al destino

-Ah, el humor, qué maravillosa manera de lidiar con la realidad cuando ésta te golpea en plena cara; no sé quién dijo eso, pero qué razón tenia. Vuelvo a hacerte la misma pregunta, ¿has tomado una decisión?
-No hay ninguna decisión que tomar, ya es demasiado tarde. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Deberías alegrarte, ¿no?
-Demasiado tarde es un concepto que sólo se aplica a las cosas que ya son definitivas. Es demasiado tarde para decirle a tu madre todo lo que hubiera querido que supiera antes de dejarme y que tanto me hubiera gustado que me escribiera antes de perder la razón. En lo que a nosotros dos respecta, a ti y a mí, siento mucho llevarte la contraria, pero no, no es demasiado tarde. Y si recordaras, aunque sólo fuera un poco, tu reacción cuando viste ese dibujo ayer, lo que nos ha traído aquí hoy, entonces no te protegerías detrás del pretexto  de que es demasiado tarde. Búscate otra excusa. 
-¿Qué es lo que quieres exactamente?
-No, déjalo, de verdad, no merece la pena. Es tanto más fácil seguir lamentándose, lloriqueando sobre todo lo que podría haber sido y no fue. Ya estoy oyendo todo el blablablá típico en estos casos, "el destino lo quiso de otra manera, qué le vamos a hacer". Después de todo, vivir en un drama es una manera de existir como otra cualquiera. ¿No crees?

No hay comentarios:

Publicar un comentario