viernes, 10 de abril de 2015

Se me hace muy raro pensarte y saber que mañana cuando despierte, sólo serás un par de estrofas en este cuaderno

Oye, quiero decirte una cosa, y no quiero que te lo tomes a mal, ¿vale?
Es que llevo demasiado tiempo guardándomelo y creo que ya era hora de decirlo.
Verás, escucha.
Me gustaría encontrarte en una noche de lluvia con un piano de fondo.
Ojalá te acercases y me dijeras que nos hemos estado esperando mucho tiempo y ninguno lo sabía hasta ahora.
Después, me invitarías a un café y hablaríamos sobre todo y sobre nada. 
Sobre las guerras del mundo y de nuestros silencios. 
Cuando acabásemos, te ofrecerías a acompañarme a casa o yo a ti.
Y acabaríamos mojándonos. En la calle o en la cama, no importa.
No habría cigarro de después porque sabes que odio el humo en casa, pero, ¿sabes qué? Habría tostadas y café.
Y toda una vida por delante.

En realidad, esto no es un poema. 
En tal caso, una forma de decirte, que en este reloj que me cuenta los latidos que me quedan, sólo me gustaría encontrarte. Encontrarte y pasar una vida entera junto a ti.
Porque sin ser tú, cuando nos conozcamos, pasarás a ser parte de mí.
Y haremos bailar a las gotas que caen sobre nuestras mejillas al son de cada una de las notas de ese piano.
Cantaremos a la Luna que no habrá una noche igual, ya que aunque no lo supiésemos, llevábamos toda la vida deseando que llegará este día.
Bueno, o más bien, esta noche, no sé.
Se me hace muy raro pensarte y saber que mañana cuando despierte, sólo serás un par de estrofas en este cuaderno.
Pero no me importa, ¿sabes?
Porque sé que algún día aparecerás.
Y sé que estás deseando llegar y decirme lo mucho que me has echado de menos. 
Sé que cuando me veas, me abrazarás con tanta fuerza, que no habrá ni un tú, ni un yo, ni siquiera un nosotros.
Porque no hay término que defina lo que juntos sentiremos. 
Te quiero. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario